Elisabeth Scrivener ha crecido en una de las Grandes Bibliotecas de Austermeer, la de Summershall, y es una aprendiz de bibliotecaria. Ella desea convertirse en guardiana, pero para eso necesita aprender y entrenar más.
Estas Grandes Bibliotecas son los hogares de los grimorios, libros vivos y mágicos entre los cuales hay algunos muy peligrosos que deben estar encadenados y en bóvedas especiales, ya que si alguno de estos grimorios se llegase a a escapar, se convertiría en un «Malefict», que es un monstruo devastador.
La vida de Elisabeth cambia después de que uno de estos grimorios escapa, o lo dejan escapar, y ella debe enfrentarse a él. A partir de ese momento, se verá envuelta en una situación que podría provocar el fin de Austermeer; insospechadamente contará con el apoyo de un hechicero llamado Nathaniel Thorn, cuya familia se caracteriza por el manejo de la necromancia.
Tenía muchas ganas de leer este libro desde que lo compré y por fin lo hice.
Me encantó que el hogar de Elisabeth fueran las bibliotecas y que se sintiera tan feliz rodeada de libros. Me gustaría que en la realidad también estuvieran vivos los libros y que interactuaran con nosotros, siempre y cuando no fuesen peligrosos y no quisieran hacernos daño.
Mi personaje favorito fue el demonio Silas. Era extremadamente útil y fuerte. Sin él, Nathaniel y Elisabeth hubiesen tenido más dificultad para salir adelante. Aunque ambos eran fuertes, inteligentes y valientes, existieron situaciones en las que Silas les abría el camino.
Toda la parte de la magia, de dónde proviene y los rituales me pareció muy emocionante. Y la Gran Biblioteca de Harrows suena como un lugar que me gustaría visitar, aunque acceder a ella era muy complicado.
A todos los amantes de los libros les recomiendo esta historia.
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