Esta es la segunda parte de las aventuras de Audrey Rose y Thomas. Esta vez se encuentran en Rumanía, en el Bran Castle que, para esta historia, es la academia en la que estudiarán medicina forense.
El Bran Castle es conocido como El Castillo de Dracula, así que esta vez nuestros protagonistas tendrán que enfrentarse a empalamientos, cadáveres drenados de su sangre, murciélagos, lobos, pasadizos secretos con trampas, envenenamientos y supersticiones que tienen que ver con vampiros. Juntos deberán valerse de su inteligencia, valentía y la capacidad de deducción de Thomas para atrapar al asesino (o a los asesinos) que algunas veces mata como si fuera un vampiro y otras como si fuera un cazador de vampiros.
Además de esto, deben intentar conseguir un lugar para seguir estudiando en esa prestigiosa academia.
Disfruté más este libro que el primero. La historia me gustó más y me divirtió mucho el coqueteo entre Audrey Rose y Thomas. Me parece que son una bella pareja y personajes muy atractivos.
Además leyendo recordé mi viaje a Rumanía y mi visita al Bran Castle y a Brasov. Pienso que es un bello país que se presta para las historias.
Volviendo al libro, el director Moldoveanu me pareció un personaje lúgubre al que no me gustaría encontrarme y menos que fuera mi profesor. Daciana e Ileana me parecieron personajes interesantes, pienso que estaría bien que salieran más en la historia. Me hubiese gustado que contaran más de la Orden del Dragón.
Aún no sé si continuaré con esta serie. Quizá cuando adelante algunos de mis libros pendientes me decida a hacerlo porque es una serie emocionante, divertida y que habla de un tema que siempre me ha llamado la atención, la medicina forense.
Sí recomiendo esta serie.
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