En el barrio de Will existen tres reglas: 1-nunca llores, 2-nunca delates y 3-siempre véngate. Will debe hacer caso a estas reglas después del asesinato de Shawn, su hermano. Él cree saber quién es el asesino, el problema es que siempre habrá alguien que hará caso a la regla 3.
La historia se lleva a cabo dentro del elevador del edificio donde Will vive y nos pone a pensar en la violencia que existe en algunas zonas a lo largo del mundo, como los jóvenes deciden hacer justicia por mano propia provocando un círculo vicioso y lo difícil que puede ser la vida.
El libro tiene un final que deja que el lector se pregunte qué fue lo que pasó. Yo me quedé algo impactada y releí el libro a ver si había algo que se me había pasado.
Es un libro de lectura ágil, está escrito en verso (muy original) y, a mi parecer, pone a pensar mucho al lector. Léanlo!
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