El narrador de esta historia se llama Mr. Hastings. Él acude al condado de Essex invitado por John Cavendish, un viejo amigo, y se queda en Styles, la mansión de la madrastra de éste, la señora Emily Inglethorp. Ella ya no lleva el apellido Cavendish debido a que volvió a casarse después de la muerte de su marido y se casó con Alfred Inglethorp, un hombre veinte años menor que ella, del cual todos sospechan que se casó con la viuda buscando que le heredara su dinero. En la mansión viven John Cavendish con su esposa Mary, Lawrence Cavendish (hermano de John), Miss. Cynthia Murdoch (adoptada por Emily), la pareja Inglethorp y Miss Evelyn Howard (amiga y trabajadora de Emily).
Bien, Emily Inglethorp muere, después de unas violentas convulsiones, estando la mayoría de los habitantes de la casa presentes, incluso, un doctor amigo de Mary Cavendish, apellidado Bauerstein, quien es el primero que sospecha que la señora Inglethorp ha sido envenenada con estricnina. Mr. Hastings conoce a un excelente investigador de la policía belga, Hercule Poirot, el cual está viviendo con otros compatriotas ahí en Essex, por lo tanto, le pide que investigue lo que le ocurrió a la señora y quién fue el asesino. Poirot visitará la mansión Styles y convivirá con todos los habitantes hasta llegar a la resolución de lo ocurrido de una manera sumamente astuta.
Me encantó la manera en la que cada mínimo detalle tiene una razón de ser y está hilado con el resto de la historia. Los eventos hacen sospechar más de unos personajes que de otros, pero al final todo concuerda y queda completamente claro. Poirot es un personaje peculiar y muy simpático, en mi opinión sería divertido conocer a alguien con su capacidad de descubrir la verdad y con su personalidad.
Este libro me pareció de lectura ágil y sumamente preciso. Verdaderamente, Agatha Christie es la maestra de las novelas de detectives y misterio. Estoy próxima a leer otras de sus novelas. Por lo pronto, puedo decir que esta novela vale la pena y que disfruté mucho leerla.
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