William Race es profesor en la Universidad de Nueva York y lingüista. Un día, en su oficina lo están esperando unos militares para pedirle que les traduzca un manuscrito redactado en latín y que fue escrito por un monje español en el año de 1535. Este manuscrito contiene información acerca del paradero de un ídolo inca fabricado con tirio, un elemento que cayó en un meteorito y que tiene usos nucleares, que está escondido en la selva de Perú y que es buscado no sólo por el Ejército de Estados Unidos, sino también, por la Armada de E.E.U.U., por dos grupos terroristas y por militares alemanes.
Race acepta traducir el manuscrito y emprende la búsqueda del ídolo inca con un grupo de militares liderados por el coronel Frank Nash y con algunos civiles especializados en arqueología, física nuclear y antropología. Esta búsqueda llevará a Race a enfrentarse a múltiples peligros y a tomar decisiones complicadas.
Es una novela llena de espectacularidad y en la cual siempre hay acción. Hay muchísimas muertes a lo largo de la novela, algunos personajes aparecen y al segundo siguiente ya están muertos. No digo que eso sea malo, sólo es algo que noté.
Me gustó mucho este libro, aunque en ocasiones las situaciones se pasaban de espectacularidad y Race tenía muchísima suerte. Incluso había ocasiones en las que él superaba a los militares. Al final, Race resulta ser un gran héroe, con grandes reflejos y una gran valentía.
Por otro lado, la historia narrada por Alberto Santiago, en su manuscrito, es interesante y me encantó la aparición de los «rapas» los dioses felinos que eran altamente mortíferos y que son personajes principales de esta novela.
El Templo es un libro que disfruté leer y que atrapó mi atención con toda su espectacularidad. Es de lectura ágil y es una historia muy entretenida.
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